El poema es un esqueleto
hacedor de tiempos,
más allá de las ventilaciones sublimes del aire.
Se irrita,
se llora a si mismo:
en el plasmo de las soledades conjuntas
tiene miedo de gritar
de huir por pasillos oscuros que no le pertenecen.
Ama: lo profundo real de las cosas
se escabulle entre rincones misteriosos
suspira, ríe, nada entre aguas distantes de temor……..
Me dice: muere, palpita, retumba contra las piedras
! ¡Haz de mi voz la ensenada lúdica del silencio ¡!
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