Esta noche,
las palabras ahorcan el poema,
y en lo curvilíneo del aire,
nos hacemos de carne,
cayendo en lo hondo.
Todo es negro, y crepita, y nos sienta
doloroso,
como un niño que viene a parirnos
de sangre.
Lentas agonizan las palabras,
sobre un útero dispuesto a nacer muerte;
horizontal me acuesto en las melodías
del llanto,
a parir hijos sudorosos de una especie
que nos canta silabas de desamor.
Esta noche,
todo mi cuerpo se cubre de silencio.
La noche ausculta lo ausente.
las palabras ahorcan el poema,
y en lo curvilíneo del aire,
nos hacemos de carne,
cayendo en lo hondo.
Todo es negro, y crepita, y nos sienta
doloroso,
como un niño que viene a parirnos
de sangre.
Lentas agonizan las palabras,
sobre un útero dispuesto a nacer muerte;
horizontal me acuesto en las melodías
del llanto,
a parir hijos sudorosos de una especie
que nos canta silabas de desamor.
Esta noche,
todo mi cuerpo se cubre de silencio.
La noche ausculta lo ausente.
1 comentario:
Qué tal, Antonia?
pasaba por acá a pispear un poquito.
Este poema me gustó mucho.
Parece que tu pluma remontó vuelo o me equivoco?
Brindemos por eso, amiga
Un abrazo!
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