XV
El poema,
urde las manías del
s i l e n c i o.
XVI
Por la palabra,
rotamos el cetro
de lo inexacto.
XVII
La escritura,
conserva las dinámicas
formas del aire.
XVIII
La poesía,
cobija los trenes
de la edad.
XIX
Toda escritura,
traslada en sus rieles
los sonidos
de la muerte.
El poema,
urde las manías del
s i l e n c i o.
XVI
Por la palabra,
rotamos el cetro
de lo inexacto.
XVII
La escritura,
conserva las dinámicas
formas del aire.
XVIII
La poesía,
cobija los trenes
de la edad.
XIX
Toda escritura,
traslada en sus rieles
los sonidos
de la muerte.