Elqui,
de tus rostros y tu gente
una dolorosa geografía nos ata,
echa raíces en la oscuridad del mundo.
Y caen niños huérfanos,
llorándose entre tus montes,
naciendo en tu pubis nocturno
donde se hunden la tierra y las estampas.
Tu voz se mece,
acuna las piedras y los cantos,
la sequedad vital cavando las aguas.
En ti,
toda la tierra canta.
Solloza una loba en celo.
En el Elqui,
la noche enhebra rostros
liberados por Dios.